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QUIÉNES SOMOS

Al amparo del Artículo 22 de la Constitución y rigiéndose por la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo (BOE. Nº 73), Reguladora del Derecho de Asociación, y demás normas complementarias, se constituyó el día 16 de octubre de 2007 una Asociación con la denominación de “AMIGOS DEL MUSEO ESPECÍFICO DEL SUBOFICIAL DEL EJÉRCITO DE TIERRA ESPAÑOL (AMESETE)”.

Cómo nació Amesete

Una Asociación sin ánimo de lucro, con personalidad jurídica propia y plena capacidad jurídica de obrar y que no podrá ser utilizada para fines políticos o de enfrentamiento ideológico.

La idea surgió de dos veteranos militares que, entre los meses de mayo y agosto del año 2007, habían pasado a la situación de retiro y fijado su domicilio permanente en la ciudad de Tremp (Lérida) donde se encuentra ubicada la Academia General Básica de Suboficiales (AGBS) desde el año 1974. Se trata del general de Brigada de Infantería DEM D. Emilio Fernández Maldonado (r) y el capitán (hoy en día comandante) de Infantería D. José Antonio Menduiña Matamoros (r).

Ambos, que habían pasado largos años destinados en la Academia y participado activa y directamente en la creación y evolución del entonces llamado Museo Específico del Suboficial, sintieron la necesidad de seguir prestando su desinteresada colaboración con la Academia para que el prometedor nivel museístico alcanzado no sólo se mantuviese sino se acrecentase con nuevas ideas y aportaciones. El primer y único Museo específico que los suboficiales han tenido en su centenaria existencia, podía convertirse, con un poco de entusiasmo y dedicación, en el referente de todos aquellos que deseen conocer más y mejor su historia pasada y presente.

Y como a los militares con casi 50 años de servicio a las espaldas no les falta el entusiasmo y si están retirados tampoco les escasea el tiempo de dedicación, pusieron manos a la obra presentando al coronel director de la Academia su idea con objeto de establecer los pasos previos de una colaboración que debía basarse en la confianza, amplitud de miras y objetivos comunes pero prevaleciendo siempre los propios del museo y los de las personas a las que está dedicado, es decir, los suboficiales.

La Sala-Museo de la AGBS, actual denominación, depende orgánicamente de la Academia y funcionalmente del Instituto de Historia y Cultura Militar y ambas instituciones son las que deben velar por su existencia, cada una en la parte que le corresponda mientras que la Asociación AMESETE lo único que pretende es ayudar, sin inmiscuirse en su vida y funcionamiento, desde fuera, prestando su tiempo para potenciar sus fondos y proyección exterior.

Como legalmente se necesitaban tres personas para crear la Asociación se unió a los dos militares citados la esposa del primero de ellos, Dña. María Manuela González-Quirós Araújo, constituyéndose de esta manera la primera Junta Directiva.

 A partir de aquel crucial momento en el que las dudas lógicas sobre su viabilidad estuvieron presentes durante el desarrollo de la inicial fase organizativa de la Asociación, sus fundadores volcaron su esfuerzo en una única dirección por entender que en ella estaba la solución para vencer aquellos temores y sentar las más firmes bases para que el proyecto se estabilizará y comenzará a dar frutos.

Nos estamos refiriendo a la idea de comenzar a sumar nuevos socios que vigorizaran su estructura asociativa, colaborando en su mantenimiento vital y conformando un pequeño ejército de voluntarios dispuestos a recuperar todo tipo de fondos esparcidos por el territorio nacional que merecieran ser custodiados en el Museo.

Asociación Amesete

Así comenzó AMESETE a dar sus primeros pasos. Una mezcla sincronizada de captación de socios con la regularización administrativa obligada por la normativa vigente para este tipo de asociaciones. Pasos por la Agencia Tributaria, por la Agencia Española de Protección de Datos, entidad bancaria para sus cuentas, Estatutos, normas interiores, logos, heráldica, modelos de documentación, propiedad de dominio, web y un largo etcétera que mantuvo bien distraídos a sus fundadores socios.


Pero también hubo satisfacciones pues cada día que pasaba el número de socios aumentaba consiguiendo que desaparecieran aquellos iniciales temores de un posible fracaso. AMESETE creció de forma espectacular pues llegó a los 170 socios a los dos años de existencia, a los 270 a los cuatro, y a 372 a los seis. ¡Lo habíamos conseguido! AMESETE era una realidad que se conocía y que comenzaba a dar sus frutos con una extensa panoplia de colaboraciones con la Sala-Museo hasta llegar al día de hoy en el que puede presentar unos resultados que ni de lejos pudieron soñar sus fundadores.

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