Parcialmente repuesto del brutal impacto que ha supuesto la pérdida de un amigo, al mismo tiempo que Socio Protector de nuestra Asociación, me enfrento a la realidad, al día a día que nos toca vivir, para haceros partícipes de los hechos. Y ello, gracias a la sentida y delicada advertencia de nuestro vicepresidente en el día de hoy, cuando ha considerado que nuestra obligación de dar cuenta del fallecimiento estaba por encima de los sentimientos de dolor y pesar que han sido los culpables de mi silencio al atribuirme el derecho a ser yo quien escribiría esta reseña sin llegar a hacerlo a pesar del tiempo transcurrido. Tan ensimismado he estado con las circunstancias que han rodeado el caso y el imborrable recuerdo del amigo perdido que he sido incapaz de afrontarlo y ponerme delante del ordenador para difundirlo como es la norma vigente en tales momentos.