En abril - 16 - 2010Comentarios desactivados en PEQUEÑA HISTORIA DEL MUSEO ESPECÍFICO DEL SUBOFICIAL
No hay una Unidad militar que se precie que no tenga organizado un Museo por pequeño y modesto que sea y la Academia no iba a ser diferente.
Los museos, tanto en la vida civil como en la castrense, son la muestra viva de la memoria de una institución, de un grupo humano, de todo un pueblo y, por ello, el ser humano se ha preocupado desde antiguo por conservar reunidos sus más preciados tesoros con la idea de perpetuarse en la historia legando a las generaciones venideras todo aquello de lo que podía sentirse orgulloso.
Los primeros escarceos en tal sentido aparecieron en la Academia de forma tardía pues solo fue en 1.984 cuando se organizó una pequeña sala donde se expusieron algunos objetos relacionados con el Centro y que fueron recogidos con más entusiasmo que rigor.
El antiguo edificio de «
La Ponderosa» el primer destinatario de aquellas primeras y modestas muestras del pasado académico. Pero, poco a poco, fue creciendo pues todo lo que era susceptible de enlazar con la historia de la Academia se recogía y se mostraba a los visitantes como una preciada reliquia.
En el año 1.987, la Plana Mayor de Mando, de la que era Jefe el actual Presidente de la Asociación AMESETE, se propuso afrontar el reto de una forma definitiva pues no parecía conveniente que un centro de enseñanza consolidado en muchas de las facetas que representaban el sentir de los suboficiales no tuviese su reflejo en la demostración de un pasado tan lejano como brillante.
La idea primitiva fue crear un museo diferente. No se trataba de reunir los recuerdos de la Academia como tal centro de enseñanza, sino abarcar de una manera más amplia la historia de los suboficiales como ente orgánico. En aquella altura había conciencia de que en pocos años se cumpliría el V centenario de la creación del empleo de Sargento y el momento parecía propicio para desarrollar la idea con perspectivas de futuro.
Un museo militar no era idea original pues España, precisamente, es acaparadora de los mejores que por el mundo pueden encontrarse. Un museo académico, aunque fuese dedicado a los suboficiales, tampoco se estimó conveniente pues la más joven de las Academias tardaría lustros en equipararse con los existentes en nuestros centenarios centros de enseñanza.
Parecía claro que lo que había que crear era un Museo Específico del Suboficial, tal y como la legislación vigente en aquella altura comenzaba a denominar a los existentes en el resto del Ejército. Su ubicación, dentro de la propia Academia, era la más idónea. El espacio sobraba por todos los sitios. El público estaba asegurado simplemente con los propios alumnos que curso tras curso pasaban por el Centro.
Los trabajos de adaptación comenzaron a la par que se elevaba la propuesta de creación al Estado Mayor del Ejército. No se reparó en gastos pues la ocasión lo merecía. Se estaba construyendo el único museo dedicado a los suboficiales y si se conseguía llevar la idea a término las perspectivas de éxito estaban aseguradas.
El día 15 de enero de 1.988, la División de Coordinación y Planes del Estado Mayor del Ejército lo declaró Museo Específico, respaldando la propuesta hecha en tal sentido por la Academia y pocos meses después las obras finalizan ofreciendo un aspecto inmejorable.
El edificio escogido fue el “Álvarez de Castro”, situado en la zona de alumnos, con una superficie total superior a los 1.000 m2. El Museo consta de dos plantas para exposición de los bienes museables y una serie de locales anejos para despacho del Director, documentación especial, restauración, etc. En la primera fase llevada a cabo durante el curso 1.987-88, se acondicionó únicamente la planta baja, estando prevista la ampliación cuando el volumen de los fondos así lo exija.
El Museo consta de tres partes diferenciadas: los fondos museables, los documentales y los fotográficos y audiovisuales. De momento están en pleno funcionamiento el primero y tercero, sin que hasta la fecha se haya acometido la organización del segundo, tal vez el más importante de cara a la investigación futura.
El Museo fue inaugurado el año 1.988, sin que se celebrara ningún acto especial sino que, una vez terminadas las obras y acondicionados los fondos existentes, se abrió a las miradas curiosas de los componentes de la Academia con el deseo de que fructificase en ellos las expectativas de la Dirección y sus colaboradores de «llenarlo» lo antes posible.
La verdad es que se cumplieron estos deseos y el Museo no ha dejado de crecer desde esa altura. A través de la Revista MINERVA se puso en marcha un plan de captación de fondos que tuvo un gran éxito pues se comenzaron a recibir de los más variados rincones de España objetos realmente valiosos por su significado histórico y sentimental.
Otra campaña dirigida a los Agregados Militares propició diversas donaciones de ejércitos extranjeros en forma de uniformes, divisas, distintivos, etc. de suboficiales de los respectivos países. Solicitudes puntuales, a los interesados o sus familiares, de personajes destacados del Cuerpo de Suboficiales, consiguieron que el Museo obtuviese extraordinarios recuerdos de incalculable valor histórico que realzan sus fondos y comienzan aorgarle un nivel de calidad más que considerable.
La inauguración oficial del Museo tuvo lugar años más tarde, cuando se había conseguido llenar de contenido sus vitrinas y paredes, siendo Director de la Academia el Coronel Gabari. El día 29 de septiembre del año 1.992, coincidiendo con la festividad de San Miguel, Patrón de la Academia, y presidido por el General Jefe de la Región Militar Pirenaica Oriental Excmo. Sr. D. Ricardo Marzo Mediano, se procedió a su inauguración solemne con la presencia de varios de sus antiguos Directores. Concretamente pudieron asistir los Generales Palacios, Buigues, Carrasco, Soriano, López-Perea y Bonelli.
En una de sus paredes se exponen unas pinturas originales de un entrañable amigo de la Academia, don Antonio Borrell Pujol, autor del Monumento al Caballero Alumno y la estatua que preside la entrada del Museo, que representan escenas de la historia de los suboficiales desde aquellos recordados Tercios hasta el presente.
Hoy en día, el Museo se encuentra en un estatus de estancamiento producido por la falta de personal que la Academia sufre desde hace años y que no puede solucionar por muchas ganas y entusiasmo que derroche.
Es por ello que se crea la Asociación AMESETE que pretende suplir a la Academia, no en la dirección y funcionamiento del Museo, sino en la concienciación de los suboficiales, fundamentalmente, y la estimulación de todos, militares y civiles, para continuar “llenando” los locales del Museo y ofrecer al mundo una muestra del glorioso pasado y el esperanzador futuro de los suboficiales.
(1).- Texto extraído del libro RETAZOS DE UNA HISTORIA, del que es autor el Presidente de la Asociación AMESETE, DON EMILIO FERNÁNDEZ MALDONADO.